martes, 27 de enero de 2009

Aprender y mejorar en habilidades sociales


Actividades cotidianas relacionadas con la comunicación con compañeros, amigos o familia se proyectan en un conjunto de habilidades sociales (pedir un favor, comunicar lo que sentimos, resolver situaciones con los amigos o con la familia, etc.).
En ocasiones nos encontramos con dificultades subyacen a la carencia de dichas habilidades sociales, por ese motivo es tan importante el papel de las familias y de los educadores en la enseñanza de habilidades sociales en los escolares.
¿Qué son las habilidades sociales? Podemos definir las habilidades sociales como una serie de conductas y gestos que expresan sentimientos, actitudes, deseos y derechos del individuo, siempre de una manera adecuada y de modo que resuelvan satisfactoriamente las dificultades de relación con los demás. Dichas conductas se aprenden y hay que tener en cuenta que el poseerlas evita la ansiedad en situaciones difíciles o novedosas. Todas las personas poseemos y hemos aprendido a lo largo de nuestra existencia y en diferentes situaciones a manejarnos de forma adecuada. Para conseguirlo, el papel que juegan tanto padres y madres como educadores en la enseñanza de las habilidades sociales en los más pequeños es fundamental. Tipos de habilidades socialesExisten unas habilidades sociales básicas y otras más complejas. Sin las primeras no se pueden aprender y desarrollar las segundas. Cada situación requiere practicar unas habilidades u otras, en función de las características de la situación y de la dificultad de la misma. De este modo, podemos distinguir entre varios tipos de habilidades sociales:
Primeras habilidades sociales: escuchar; iniciar y mantener una conversación; formular una pregunta; dar las gracias; presentarse; presentar a otras personas; hacer un cumplido.
Habilidades sociales avanzadas: pedir, ayudar, participar, dar y seguir instrucciones; disculparse y convencer a los demás, pedir ayuda.
Habilidades relacionadas con los sentimientos: conocer los propios sentimientos y expresarlos; comprender los sentimientos de los demás; enfrentarse con el enfado del otro; expresar afecto; resolver el miedo; auto-recompensarse.
Habilidades alternativas a la agresión: pedir permiso; compartir algo; ayudar a los demás; negociar; emplear el autocontrol; defender los propios derechos; responder a las bromas; evitar los problemas con los demás; no entrar en peleas.
Habilidades para hacer frente al estrés: formular y responder a una queja; demostrar deportividad después del juego; resolver la vergüenza; arreglárselas cuando le dejan de lado; defender a un amigo; responder a la persuasión; responder al fracaso; enfrentarse a los mensajes contradictorios; responder a una acusación; prepararse para una conversación difícil; hacer frente a las presiones de grupo.
Habilidades de planificación: tomar iniciativas; discernir sobre la causa de un problema; establecer un objetivo; recoger información; resolver los problemas según su importancia; tomar una decisión; concentrarse en una tarea.
No debemos olvidar que el tener la habilidad no siempre quiere decir que se ponga en práctica, aunque las posibilidades de ello aumentan considerablemente y, por otra parte, hay que tener presente que como todo aprendizaje, aunque cueste algo más de tiempo, se puede adquirir. Habilidades sociales en la infancia
Es importante que, tanto los padres y madres como el profesorado, aprovechemos diferentes situaciones de la vida cotidiana para enseñar a los niños y niñas a poner en práctica este tipo de habilidades. En cada ocasión utilizaremos ejemplos reales y sencillos, adecuados a la edad de cada niño o niña, tratando siempre de darles ejemplo con nuestra conducta, ya que los adultos somos los modelos de aprendizaje de los niños y jóvenes.